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En Progreso

Conocer los Origenes

El Tarot llega a nuestros días, luego de una profunda evolución, en forma de cartas, 78 láminas que representan diversas facetas de la existencia, como:

  • La evolución del cosmos
  • La evolución de la Tierra
  • La evolución del ser humano en la Tierra
  • La evolución del ser humano en su propia biografía.

Esto es así cuando nos referimos al Tarot como libro de sabiduría, y de este modo nos entrega poderosas claves para entender en profundidad esos puntos, y llevarlo a nuestras vivencias particulares para comprender, dar sentido a lo que vamos experimentando en lo cotidiano.

De otro modo, cuando pensamos en el tarot como un oráculo, nos entrega información de lo que acontece en nosotros en el momento de la consulta, por eso, por observar el presente desde la trascendencia, es posible proyectar el futuro. Por ejemplo, si por la observación de los signos de la naturaleza, o bien desde un análisis científico es posible predecir hasta cierto punto cómo estará el tiempo climático en los días sucesivos. También por lo que aparece en las cartas podemos proyectar lo que ocurrirá en un evento particular. Sabemos que tanto en la meteorología como en el Tarot no hay un 100% de acierto en asuntos relativos al futuro, sin embargo, con datos más fieles o verdaderos del presente estaremos más cercanos a un pronóstico acertado. En verdad, para poder tener aciertos siempre verdaderos, tendríamos que poseer alguna facultad espiritual que nos garantice que lo que estamos diciendo estará en nuestro futuro. Esto es una cualidad divina y corresponde al pensamiento imaginativo, inspirativo e intuitivo, que se despiertan en el ser humano cuando hemos comenzado a trabajar en nosotros mismos en aquella parte de nuestra configuración humana que compartimos con el reino animal: el cuerpo astral (en un sentido amplio: los instintos).

El Tarot, para poder darle el uso que hemos descrito, ha tenido que pasar por variadas etapas que van dando cuenta de su evolución, y en el que diversas culturas han aportado lo suyo en la construcción de este libro rebosante de conocimiento, que es una herramienta tan poderosa para el auto descubrimiento y una preciosa síntesis del recorrido que la humanidad ha realizado en nuestro planeta.

Puede observarse, si analizamos el Tarot, influencia de la cultura egipcia, por ejemplo, en lo referido a los ciclos, la mención del cielo, entre otros elementos constitutivos de esta cultura. En este aporte hay que considerar la influencia de un alma que transitó por aquellas tierras desde hace unos 9000 años llamado Hermes Trismegisto para los egipcios, o bien Cheketeet Arlich Vomalites para los Atlantes.

Thot

Desde el punto de vista mitológico, Hermes Trismegisto fue deificado por los egipcios de chensu hor bajo en nombre de Thot, un ser zoomórfico, con cabeza de Ibis y cuerpo de hombre, generalmente sosteniendo un libro en sus manos. Para los habitantes de Kem, Thot era quien les había enseñado a los antiguos la escritura, la agricultura, las influencias de los astros y los ciclos del río Nilo. No es necesario ahondar en esta obra sobre las influencias que esta gran alma, uno de los primeros grandes iniciados de la era post atlante, pero sí reconocer su aporte en cuanto al conocimiento entregado como parte fundante de los elementos del tarot.

Otra de las fuentes que han colaborado en la existencia del Tarot son los pueblos europeos antiguos, quienes, en su relación con la naturaleza y los elementos que la constituyen, fundaron las bases para la inclusión de los 4 elementos en lo que posteriormente serían las cartas. Esto es bajo la cosmovisión de los 4 elementos: Fuego, aire, agua y tierra, siempre en este orden de acuerdo a fundamentos que más tarde detallaré. Existen diversas tipologías de los elementos, en donde incluso se incluye el elemento hielo o los 5 elementos tal como lo plantean los taoístas dentro de los fundamentos de la cultura China antigua.

Ya con el tiempo y con diversas influencias, en la edad media alrededor de 1314, cuando el 18 de marzo fue ejecutado, en un islote del río Sena junto a la catedral de Notre Dame Jacques de Molay, gran maestre de la orden del Temple (Templo=Templo de Salomón). Esto para poner fin a la orden y su influencia supuestamente negativa sobre el poder de la Iglesia Católica del momento, absolutamente corrupta de sus propios valores fundantes. Esto lo menciono porque dentro de la orden Templaria existió mucho conocimiento conducente al desarrollo del ser humano, en la búsqueda del Adam Kadmon, o arquetipo humano, el ideal Templario, y en este sentido hubo aportes de manera tangencial en cuanto al conocimiento que está contenido en las cartas. El Tarot como juego de cartas comienza a aparecer en esos tiempos, de cierto modo, filtrándose en ambientes católicos, entre ellos la familia Visconti, y de una manera bastante curiosa.

Bonifacio Bembo

Los reyes Visconti encargaron al célebre retratista Bonifacio Bembo un regalo a los hijos de la familia, niños en ese momento, y lo que hizo fue, en planchas de oro macizo un juego de “cartas” en los cuales se observaba a los miembros de la familia representando diversas labores relativas al grado de nobleza que ostentaban. Es ahí en donde surgen para el tarot, los personajes de la corte, cuyo modelo inicial fue la familia Visconti, emparentados con el papado, unidos en amores y traiciones con el lado Sforza de esa familia. Bonifacio estaba entregando un conocimiento codificado en ese juego que construyó.

Ya llegando a 1400, tenemos diversos elementos que dan existencia física al mazo de cartas que conocemos en la actualidad: Arcanos Mayores que representan los grandes ideales, las etapas del camino evolutivo que ha recorrido la humanidad, y el porvenir del ser humano en el devenir de los tiempos. Los arcanos menores, que muestran los distintos escalones del desenvolvimiento de los elementos constitutivos de la existencia material, que son los clásicos 4 elementos. Y los personajes de la corte, que nos muestran los 4 estados en el camino hacia la maestría de cada elemento y su cualidad respectiva, expresada en su éter, como polo natural de la existencia.

El Tarot en su forma inicial está completo.

Emblema de la Golden Dawn

Una segunda fase está dada por la confluencia de mucho conocimiento, en la época de la fundación de la Golden Dawn, orden iniciática inglesa que recibe aportes de distintas personalidades de la época pertenecientes a otras instituciones esotéricas. Algunos apuntaban a la luz y otros a las sombras, sin embargo vieron que la aurora de los tiempos estaba por llegar: la oscuridad de la noche daba paso a la luz del día, que los Hinduistas denominan Satya Yuga (Edad de oro. Golden Dawn significa aurora o amanecer dorado). Esto aconteció hace algo más de 100 años preparando en cierta forma la transición de la Era que se estaba comenzando a vislumbrar. Dentro de esta orden iniciática, Arthur Edward Waite, un hombre que, perteneciendo a diversas escuelas iniciáticas comprendió que debía modificar algo en el Tarot, y lo hizo. Él y Pamela Colman Smith como ilustradora, crearon el más conocido mazo de tarot de los tiempos actuales, el Rider Waite Tarot deck, en el cual las cartas de la justicia y la fuerza enrocaron su posición, por lo tanto también su número. De ahí en adelante La Fuerza pasó a ser el número 8 y La Justicia la número 11. A partir de este cambio, muchos Tarot tomaron esta influencia y otros mantuvieron la numeración de las cartas. Quienes hicieron el cambio se denominan Tarots Acuarianos y los que no, pre Acuarianos, porque lo que Waite hizo fue darle a la carta de la Justicia el centro, el punto medio y de encuentro de los 22 arcanos mayores sin considerar el Loco, carta no numerada o bien con el cero. Pero hay otra razón más, la más poderosa, basada en los números, que abordaremos cuando veamos esas cartas en detalle.

En la actualidad existen innumerables Tarots, unos más cercanos a los esencial y otros centrados en lo pictórico. ¿Qué es lo esencial en el Tarot? A través del estudio, la enseñanza en diversas instancias, la investigación espiritual y el entendimiento a través de la razón, he observado que para poder profundizar y entrar en la información verdadera que el Tarot propone hay que considerar tres importantes elementos, y cada uno en un sentido profundo: El Dibujo de la carta, su nombre y su número. El dibujo en cuanto a la disposición de los personajes, los gestos generales de movimiento, los símbolos utilizados especialmente aquellos arquetípicos. La ilustración, desde este punto de vista debe conectarse íntimamente con su nombre, y a su vez debe contener la cualidad anímica y espiritual del número asignado a cada carta, porque en verdad no da lo mismo el número: Es el elemento fundante de cada carta, y en este sentido podemos afirmar que “el número tiene carta y no es la carta la que tiene número”..

Profundizar en los estudios del árbol de la vida de la Kabalah y en la numerología asociada al conocimiento de cada sephirot me ha llevado a concluir que para hoyar los senderos del Tarot de forma seria es necesario y fundamental estudiar y entender de qué forma la numerología define la información contenida en cada arcano. Con esto en mente es que he decidido elaborar en conjunto con la ilustradora Florencia Olivos un mazo de cartas, cuidadosamente dibujado, considerando el conocimiento que nace de los números, que involucra también la utilización del número phi en la proporción del rectángulo de la carta, porque no da lo mismo el mazo de cartas que se utilice para poder penetrar en el Tarot. Mientras más cercano a lo esencial en cuanto arquetipo en los mundos espirituales de esta información sagrada, mejor será el acercamiento a este libro de sabiduría y conocimiento. Tomemos como ejemplo una frase del filósofo Heráclito, que formado en la ciencia oculta dijo: “nada puede ascender más allá de su propia fuente”. Esta expresa que, llevándolo a un plano más cotidiano, las cualidades que ha desarrollado una persona a lo largo de su vida, lo conducirán a obrar conforme a esos valores aprendidos, y no, evidentemente, de cualidades no desarrolladas. En un sentido menos profundo sería como expresar: “no se le pueden pedir peras al olmo”. Entonces nuestra intención es elaborar desde lo gráfico y numerológico, un Tarot que exprese lo más elevado y amplio en la posibilidad de traer al mundo físico algo que proviene de las regiones del espíritu.

El Carro, tarot etérico

Una parte de este esfuerzo está en la generación de los Arcanos Mayores, que son mucho más conocidos en términos populares, sin embargo, los Arcanos Menores, para poder desarrollarlos con ecuanimidad y conforme a mi pensamiento de ellos, ha requerido una reformulación y acceso a una información vagamente aprehendida.

Desde la aparición del Tarot Rider Waite, los que vinieron después tomaron las ilustraciones de los arcanos menores como un modelo, y en general hasta hoy han sido copias cercanas. Yo estoy de acuerdo con muchas cartas de arcanos menores del citado mazo, sin embargo, pienso que la información está polarizada en un sentido positivo o negativo de forma arbitraria. Sólo representa un aspecto de lo que realmente es, una dualidad, como todo en este mundo físico-mineral. Más detalles de esto será explicado en el capítulo correspondiente.

La elaboración de este mazo de cartas junto con este libro tiene por finalidad ser uno de los eslabones de la historia de este libro de sabiduría y conocimiento, haciéndolos más fuertes para que, como está escrito en la filosofía perenne “… para que la llama del conocimiento siga viva gracias al aliento de aquellos capaces de mantenerla…”

El Tarot, como testimonio de la evolución de la vida en su fractalidad, merece continuar hasta que la experiencia material necesite de su presencia y pueda ser sostenida.

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